Tarde en la Ciudad de Buenos Aires. Casa de Julio Chávez. El dueño de casa abre la puerta. Un hombre joven se retira. “Ojalá que salga bien. Espero poder lograrlo”, exclama. Mientras cierra la puerta, Julio Chávez piensa: “¡No puedo creer que esta nota fue al pedo!”
Lunes 20 de agosto. Siete de la tarde. Teatro El camarín de las musas. Una importante muchedumbre colma los rincones del lugar, mientras saborea el vino y demás copetines que circulan por doquier. Dos jóvenes están hablando a los presentes. Convocado por uno de ellos, Julio Chávez se abre paso entre la multitud, se para frente al micrófono y expresa su orgullo por estar en el primer número de Mutis x el foro, revista dedicada al ambiente teatral de la Ciudad de Buenos Aires. “Pertenecer al inicio de este futuro es importante”, dice, mientras seguramente piensa que -menos mal- aquella nota no fue “al pedo”.
Mutis x el foro surgió por iniciativa de Misael Scher, actor, estudiante de periodismo y -desde hace ocho meses- director de la revista. El capital salió de su bolsillo. Reunió a varios de sus amigos, que le dieron una mano con todo, desde la redacción de las notas hasta la búsqueda de publicidades y distribución. El auténtico “me las arreglaré con un poquito de ayuda de mis amigos” del que hablaban los Beatles. Luego de ocho meses de trabajo, varias pruebas de impresión y corridas de todo tipo después, se organizó la fiesta de lanzamiento en el Camarín de las musas. “Toda la gente que está acá, está relacionada con el teatro o relacionada conmigo. En cualquiera de los dos casos, muchas gracias por venir”, agradece Misael. Sus amigos, orgullosos por el logro, lo contemplan con miradas cómplices que se leen todo a lo largo del salón.
Seis de la tarde. Bar La Esmeralda. Dos hombres sentados en una mesa contra la ventana hablan de la vida. Uno de ellos, de pelo canoso y sonrisa amplia, alecciona a su acompañante sobre cómo obtener ganancias de una revista: “Para que funcione, necesitás sacar 40 mil pesos por mes. Vas a las casas de indumentaria para jóvenes, les vendés publicidades por seis meses, renovables automáticamente y listo”, explica. Su compañero, que lo escucha con la más profunda atención, asiente. Entonces, el hombre continua: “Es un buen producto: joven, fresco. Pero los pibes saben de contenido, no de marketing. Ahí es donde entro yo. Arreglé que voy a comisión. Me llevo el 30 por ciento de las ganancias”. Mira la hora: son las 7 menos diez. Paga ambos cafés y sale del bar junto al hombre que lo acompañaba. Se alejan caminando por Córdoba, dos cuadras, hasta el lugar en donde, dentro de diez minutos, saludarán a Misael con un amplia y marketinera sonrisa en felicitación por un sueño cumplido.
T. L.
jueves, 30 de agosto de 2007
De según como se viva, todo depende
Publicado por
La Rueda
en
8:26
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